“Parece que el problema es fuerte entre niños y niñas de madres trabajadores, sobre todo en áreas que tienen que ver con las madres que tienen que salir a trabajar a la calle, los niños se ven más expuestos a todo lo que sucede en la calle. Son más expuestos porque tienen que salir a ayudar a sus madres a trabajar y en esa salida cualquiera los engancha, esa es una de las razonas por las cuales los hijos de madres que trabajan están más expuestos”.

Dijo que cuando una madre trabajadora se da cuenta de lo que está ocurriendo, lejos de enunciarlo prefiere atacar al menor u omitir, callar. “Pueden ocurrir dos o tres fenómenos.

Uno es que los boten de la casa, otro que se hagan de la vista gorda. Otro es que no les importa y lo ven como algo normal, como si fuera parte de un sistema establecido y parte de una desesperanza.

Por supuesto que hay una complicidad, hay un silencio colectivo, hay una complicidad silenciosa”. Opinó que por eso es importante las grandes campañas para que sensibilices a la sociedad sobre hacer redes de contención, porque una vez que los niños caen en explotación sexual infantil, es difícil sacarlos porque se acostumbran al dinero fácil.

P.-Las madres trabajadores que se den cuenta que sus hijos caen en explotación sexual infantil ¿qué pueden hacer?

R.- Primero denunciar a los proxenetas. Por lo menos que se intente hacer justicia, porque ya sabemos que a las autoridades les cuesta trabajo hacer justicia. En México pueden llamar gratuitamente desde cualquier parte de la República Mexicana a la Policía Federal Preventiva al 01800 440 3690, a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal al 5200 90 00 ó al 061 ó 089.

También deben tomar una terapia psicológica, porque las secuelas emocionales que deja la explotación sexual infantil son muy fuertes, deja huellas para siempre. Un adulto que fue niño explotado sexualmente generalmente se mantiene en la depresión, con sensación de pérdida de esperanza, de falta de autoestima, minusvalía y emocionalmente tiene más sufrimiento.

Lo que pasa es que tenemos una gran ignorancia y consideramos a los niños un objeto y puedes hacer con ellos lo que quieras. De ahí que encontremos padres de familia y otros adultos que los explotan de mil formas.