Portal Semanario

Año 12. No. 653. del 1 al 8 de julio 2018

Premio de Comunicación Alternativa

 

VAMOS A LA OBRA

 

Entrevista Díaz- Creelman

de James Creelman

 

Reseña por María de Lourdes Martínez González

Periodistas y Conductora de Frecuencia Laboral

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

Con motivo de que el 1 de julio de 2018 se puso en marcha la reelección de legisladores, alcaldes y ayuntamientos completos (sólo falta la del presidente), tras una reforma a la Constitución Mexicana y a distintas leyes, avalada por la Cámara de Diputados, la de Senadores y por al menos 16 congresos estatales, que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 10 de febrero de 2014, reseñamos la entrevista que le hizo el periodista James Creelman al dictador mexicano Porfirio Díaz, en 1908, luego de 35 años de que se mantuvo en la presidencia de la Republica, mediante 7 reelecciones en el cargo, imponiendo "la paz forzada" a sangre y fuego.

En marzo de 1908 se publicó la entrevista que hizo el periodista estadounidense James Creelman al presidente de México, Porfirio Díaz, en el Pearson´s Magazzine , la cual causo efervescencia política por el anuncio que hizo de que se retiraría de su cargo, ese año.

Eso ya lo había dicho antes, pero luego de tres décadas de que se mantuviera en el poder mediante “la paz de los sepulcros” tendría 80 años y, esta vez, había mayores posibilidades de que cumpliera su palabra, luego de 34 años de permanecer en la presidencia de la República, explicó en el prólogo de la entrevista, José María Luján.

El encabezado de la publicación original de la entrevista fue: EL PRESIDENTE DÍAZ: Héroe de las Américas . El encuentro entre Creelman y Díaz -a quien el editor llama “prócer del Continente”- tuvo lugar en el Castillo de Chapultepec. Ahí el periodista estadounidense escuchó al mandatario mexicano decir algo que le pareció increíble: que creía en la democracia, que era el justo principio del gobierno, aunque sólo era posible concretarla “en pueblos altamente desarrollados”.

Lo malo es que desde el punto de vista de Porfirio Díaz los principios de la democracia no estaban profundamente plantados en el pueblo mexicano, el cual no se preocupaba –lamentó- de los asuntos públicos, porque, en su opinión, a los indios, que eran más de la mitad de la población, les interesara poco la política y se guiaban más por quién tenía la autoridad, en vez de pensar por sí mismos.

Explicó que él había tratado de dejar la presidencia muchas veces, pero se obligó a permanecer en ella, por la propia salud del pueblo. Agregó que tenía fe ciega en que la paz forzosa –como llamaba al control de la inconformidad mediante la represión- permitía el desarrollo de la educación, la industria, el comercio.

Porfirio Díaz aseguró que creía en los principios democráticos, aunque la realidad le obligó a tomar medidas severas para “asegurar la paz” y generar condiciones de bonanza, protegiendo al capital nacional y a la inversión extranjera.

El mandatario le expresó a Creelman que estaba de acuerdo en que el estadounidense Franklin D. Roosvelt se reeligiera por tercera vez, si el pueblo lo apoyaba –dado que en esos días había un escándalo político por su anuncio reeleccionista-.

Opinó que Roosvelt debía reelegirse dado que había desafiado a los monopolios de su país para evitar que oprimieran a la sociedad. Externó su desconfianza con el panamericanismo y la política Monroe, si se interpretaba sólo en beneficio de Estados Unidos, pues con esa bandera ya había invadido a Cuba.

 

 
   
 
 

 

 
 
 
 
 

 

 

Año 12. No. 653. del 1 al 8 de julio 2018

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