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Reto de la 4T LA SOBERANÍA ENERGÉTICA FRENTE AL IMPERIALISMO
Participación de Anibal García Fernández . Maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, Miembro del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG ). Programa del 20 de abril de 2019, Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com
Hace justamente diez años, el entonces presidente Felipe Calderón, el que se legitimó con los militares en la calle, nos dijo, junto con su gabinete, que la “gallina de los huevos de oro” (PEMEX) no nos daba más de diez años de petróleo. La instalación en el debate público de la dichosa finalidad del oro negro sirvió como piedra mágica para llevar a cabo lo que en realidad era su objetivo: la reforma energética de 2008. Diez años después, gracias a las reformas energéticas de 2008 y 2013 el oro negro sigue saliendo de nuestros mares y del subsuelo mexicanos. Diez años después, desindustrializaro n y destruyeron PEMEX y, de ser país petrolero, pasamos a país importador de petróleo y de gasolinas. Las constantes explosiones en los complejos industriales, como el complejo de Pajaritos en Veracruz “volaron” (literal) la planta industrial para después venderla, ya no como lo que era sino como chatarra, para después, querer comprar esa chatarra a precios de oro. La política energética de los últimos cinco sexenios ha tenido como resultado la desindustrialización de lo que fuese el mayor proyecto de desarrollo del país: el complejo industrial-energético PEMEX. Además de la falta de inversión en la industria energética, fragmentaron en más de cinco filiales a PEMEX y pasó de producir 2,685 millones de barriles diarios en 1994 a producir 1,948 millones en 2017. No sólo eso, las refinerías dejaron de producir y como consecuencia, somos un país petrolero importador de gasolinas a precio de mercado. Si en 2008, el precio era de poco más de 7 pesos, diez años después rebasa ya los 20 pesos, creando un huracán inflacionario, categoría 5.02% anual. Este proceso desintegró los procesos productivos energéticos en el país. Nos dijeron también, que era necesario quitarle el monopolio al Estado de la producción petrolera y que PEMEX no tenía la tecnología necesaria para explorar en aguas profundas. Tras la reforma de 2008 y la atroz reforma de 2013, el Estado mexicano administra las concesiones que otorga a empresas como Exxon, Chevron, BP, Total, ENI y las que licita en asociación con PEMEX. Las consecuencias directas fueron menos recursos para el Estado, menos recursos para la ahora “empresa productiva del Estado” y la poca capacidad de competencia frente a las denominadas “7 hermanas” petroleras, ahora fragmentadas pero con mayor poder político y económico.
El petróleo en la relación México-EEUU Uno de los temas que históricamente ha suscitado conflictos diplomáticos entre México y Estados Unidos ( EE . UU .) tiene que ver con los energéticos y más aun con el petróleo. Los gobiernos postrevolucionarios se enfrentaron constantemente a las empresas extranjeras, en su mayoría estadounidenses y al gobierno vecino. Después de la expropiación petrolera de 1938 no tardó en activarse el plan imperial para terminar por lo menos con dos proyectos: el nacionalismo y su relación con el petróleo, y PEMEX como proyecto de desarrollo nacional. Actualmente, desde el Consejo de Seguridad Energética de Estados Unidos , se menciona que el papel del gobierno estadounidense está en “combatir el monopolio” petrolero y “desmantelarlo” para “liberar las fuerzas del libre mercado”. Con los últimos dos sexenios cumplimos el mandato imperial y más, pues ahora ya importamos petróleo crudo ligero, del cual también se nos dijo que ya no había y que su ubicación sería cada vez más profunda. Ligado a la firma del nuevo tratado de Libre Comercio, se añadió el capítulo energético. E ste es uno de los temas más complicados para el nuevo gobierno, pero también hay puntos de encuentro entre ambos países. El primero tiene que ver con la declaración de AMLO de respetar la reforma energética. El segundo , con el incremento de la producción mexicana de hidrocarburos, aspecto en el cual, EE . UU. ha sido incisivo desde hace por lo menos una década. Los puntos que pueden crear desencuentro son: la creación de tres nuevas refinerías y la reactivación de las ya existentes. En los últimos dos sexenios el incremento de la gasolina obedece a intereses empresariales y los precios se fijan con los precios del mercado internacional de petróleo . Por otro lado, en EEUU comenzaron a construirse refinerías para el crudo ligero mexicano. El último informe que entregó el Servicio de Investigación del Congreso estadounidense ve con ciertas dudas la pertinencia del director de PEMEX y apunta que deberá ponerse atención a las decisiones de la paraestatal, pero también hacer lobby para influir en decisiones que afecten la seguridad energética de EE.UU. Según el Wilson Center, think tank estadounidense muy activo cuando se realizaron las reformas energéticas de 2008 y 2013, los principales problemas del sector energético con AMLO son: falta de independencia de los órganos reguladores como la Comisión Nacional de Hidrocarburos; críticos a la reforma energética en los principales puestos como PEMEX, CFE, Secretaria de Energía; decisiones en torno a PEMEX y reactivación de la empresa. Las principales calificadoras y expertos en energía apuntan que probablemente PEMEX no cuente con los recursos necesarios y la reactivación sea vía deuda, la cual es ya grande en la paraestatal . Propuesta energética de AMLO La propuesta de rescate de PEMEX, pero también de Comisión Federal de Electricidad (CFE) por parte del nuevo gobierno, intentará revertir más de 30 años de decisiones gubernamentales enfocadas en desindustrializar el país e incrementar la dependencia energética con EE . UU. Desde la década de los ochenta, pero con más claridad desde los noventa, pasamos de ser un país con potencial petrolero y una empresa estatal fuerte, a un país importador de gasolinas y petróleo. Seccionaron a PEMEX y CFE en más de cinco filiales cada una, lo que implicó seccionar también el proceso productivo y las cadenas de valor. El Plan Nacional para la Producción de Hidrocarburos presentado en diciembre de 2018 por el gobierno mexicano pretende aumentar la producción a 2 400 millones de barriles de crudo diario al finalizar el sexenio , casi a los niveles de 1994 . L a propuesta es invertir en exploración y explotación ahí donde haya pozos petroleros 2p (probad o s y probables), sobre todo en Tabasco y Campeche. La creación de dos refinerías y la modernización de seis ya existentes, se suman al nuevo plan de reactivación energética y dependen mucho del incremento de la producción. Sin producción, no hay plan de reactivación. Es probable que en el sexenio entrante se aumente la producción. Desde 2013 a la fecha se han descubierto 49 pozos que incorporaron a las reservas nacionales un volumen total de 917 millones de barriles de aceite y 2 0 41 millones de pies cúbicos de gas. Los principales problemas en este sentido está n en que las empresas que licitaron pozos petroleros comiencen a extraer hidrocarburos ; la revisión de contratos ya firmados por la Comisión Nacional de Hidrocarburos ; el daño medioambiental y las políticas para mitigarlos ; los conflictos medioambientales por las licitaciones de pozos y sobre todo, los yacimientos gasíferos en el norte del país . Hay que seguir de cerca cómo se definen las construcciones de ductos y gasoductos , así como la revisión de sus respectivos contratos, tema del cual poco se ha dicho hasta la fecha . El nuevo gobierno tiene por delante una agenda complicada, y sobre todo un reto enorme, pues está por verse qué tanto toma distancia de la política anterior de apertura e integración subordinada , y se vuelca hacia una de fortalecimiento, proyecto de nación y alejamiento de la política del “monstruo de siete leguas” , Estados Unidos . En este sentido, el nuevo gobierno se debatirá constantemente entre lo deseable y lo alcanzable dentro del marco de la reforma energética y probablemente del T-MEC. Por último, un análisis regional es necesario. En el gobierno de Peña Nieto se firmaron acuerdos energéticos con el Triángulo Norte de Centroamérica, sobre todo en venta de energía eléctrica y la venta de gas vía gasoductos. La probable producción de Vaca Muerta en Argentina, el mayor yacimiento regional de gas y petr ó leo no convencional, sumado a la producción del presal en Brasil y los proyectos gasíferos bolivianos, así como la gran reserva que hay en territorio venezolano, ponen a la región como una potencia energética en momentos en que la estrategia de EE . UU . para mantener su hegemonía parte de continuar con el capitalismo y su base energética fósil. E ste aspecto pone en el centro de la discusión dos cuestiones: quién(es) puede(n) gestionar el insumo energético y qué modelo de desarrollo social prevalece, además de las consecuencias climáticas y el cambio de paradigma energético. |
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