RESUMEN: Los actos de violencia contra defensores de Derechos Humanos en México (VDH) entre junio de 2014 y mayo del 2015, sumaron 860, cifra superior a los fue de 675, en el informe de un año anterior, lo que indica que aumentó el uso de las estrategias de control social, represión política y contrainsurgente por parte del Estado mexicano en contra de los defensores de derechos humanos, luchadores sociales y la población en general, señala el informe elaborado por el Comité Cerezo de Derechos Humanos.
De acuerdo a todas las cifras que proporciona en su investigación "Defender los derechos
humanos en México:
La represión política,
una práctica generalizada.
Informe junio de 2014 a mayo de 2015", Guerrero es el estado con mayor número de actos de VDH en general (202) cometidos contra los defensores de los derechos humanos; seguido del Distrito Federal con 140; Chiapas (64) y Oaxaca (55) continúan en los primeros lugares como estados donde las estrategias de represión política se mantienen. Y los estados donde no se había manifestado en tales cantidades estos actos de VDH y que aparecen en este informe son Baja California (75) -por el caso de los jornaleros de San Quintin- Puebla (62) y Quintana Roo (62).
En cuanto a eventos violatorios a los derechos humanos (agresiones y ataques) de 274 del periodo anterior hubo un aumento de 178.1 %. En lo que se refiere a personas afectadas, recordamos que en el informe anterior se documentaron 133 eventos, en este informe esa cifra se incrementó un 186. 4 %; asimismo la cifra de organizaciones que fueron agredidas se mantuvo, mientras que respecto a las comunidades hubo un aumento de 145.8 %.
Con respecto al blanco de las VDH cometidas contra personas defensoras
de los derechos humanos, 75.15% de las agresiones y ataques son dirigidos
contra personas, 14.24% contra organizaciones y 10.60 % contra comunidades
organizadas. Lo que podemos observar, si comparamos con informes
anteriores, es que son los individuos quienes están siendo más agredidos por
el Estado. Los hombres fueron más atacados que las mujeres en el periodo que abarca este informe, por hostigamiento como la intimidación , sigue siendo la forma por excelencia que usan los perpetradores, en este periodo se presenta con 35.71%, lo que constituye un aumento respecto al periodo anterior, agresión, amenaza, agresión colectiva, criminalización, daño a propiedad.
El documento explica que el pleno desarrollo humano se ve detenido e incluso aplastado (o desecho) en sociedades en las que, como en la nuestra, unos cuantos son los que detentan el poder y dictan las políticas económicas neoliberales que provocan un daño social.
El mecanismo por el cual este sistema injusto se ve perpetuado es la represión política que tiene, como uno de sus fines, causar más daño en la población en general. La represión política tiene como fin específico causar daño en la población, de tal manera que implementa estrategias diversas que causan impactos psicosociales que afectan los diferentes niveles de la vida de las personas en relación dialéctica con la familia, la organización, la comunidad y la sociedad.
Algunos de los objetivos de la represión política son el silenciamiento, la normalización, el acostumbramiento y la naturalización, y aunque están dirigidos específicamente a las personas, generan un impacto severo en la población. En el contexto de la represión política, el miedo funge como medio y fin, como condición necesaria y como resultado de la misma.
El miedo, el pánico y el terror aceleran y agudizan la ruptura del tejido colectivo y solidario, así como del tejido social y también pueden hacer que se perpetúe la impunidad. Existen diversas modalidades de represión que el Estado utiliza para lograr sus objetivos, entre ellas se encuentran las amenazas, el seguimiento, el hostigamiento, la detención arbitraria, la injusta reclusión, la ejecución extrajudicial, la desaparición forzada y la tortura, entre otras.
Estas modalidades 119 no son las únicas y pueden ser utilizadas dependiendo de la situación general del país y de sus particularidades. Sin embargo, el sólo hecho de que a las per sonas no las hayan reprimido directamente no quiere decir que no tengan impactos psicosociales.
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