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Año 11. No. 581. del 05 al 11 febrero 2017

Premio de Comunicación Alternativa

PÁGINA SOLIDARIA

En Solidaridad Publicamos Textualmente:

 

LAS AFORES ATENTAN CONTRA EL DERECHO A LA SEGURIDAD SOCIAL.

LOS SEGUROS SOCIALES SURGIERON POR LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES.

Por Carlos Magariño Luévano y Jorge Herrera Ireta,

Presidente y Vicepresidente de la Confederación Nacional

de Jubilados y Pensionados de la República Mexicana (CONJUPAM),

Participación en el programa del 04 de febrero del 2017,

Publicación Original de www.frecuencialaboral.com

No tendríamos una panorámica auténtica de las condiciones del trabajo de los obreros en la era industrial, particularmente en sus inicios, si no echásemos una breve mirada al problema de los seguros sociales.

El primer tipo de seguro en Inglaterra fue el de accidentes. Hasta 1846 el seguro de accidentes de trabajo sólo cubría al propio trabajador; tanto es así que si moría en el accidente, su viuda y sus hijos no tenían derecho a reclamar indemnización alguna, y aun este derecho personal del trabajador sólo era reconocido si se demostraba ante los tribunales que el accidente era causado por negligencia del patrón. Si el accidente era causado por negligencia del propio empleado o de su compañero de trabajo el patrono no tenía ninguna responsabilidad y no había de indemnizar, como tampoco tenía que hacerlo si el trabajador aceptaba el trabajo conociendo el riesgo que corría al realizarlo.

En 1880, por primera vez, se reconoció claramente la obligación del patrono de asegurar a sus obreros. El obrero tenía que ser indemnizado si el accidente era debido a la maquinaria defectuosa; los patronos, sin embargo, podían contratar a los trabajadores al margen de las disposiciones legales.

En 1897 se dispuso que el patrón era responsable de las indemnizaciones por accidentes, sin hacer referencia a las causas. Esta ley se aplicaba solamente en los oficios muy peligrosos.

Sólo en 1906 se concedió el derecho a la indemnización por accidente en todas las industrias.

En 1908 se promulgó una ley de pensiones para la vejez. Comenzaron a percibir cinco chelines semanales los viejos de setenta años que podían demostrar que habían trabajado en la industria.

En 1911 se instauró el seguro nacional obligatorio contra la enfermedad. Se proporcionaba asistencia médica y subsidios de enfermedad, de incapacidad y de maternidad.

La ayuda a los obreros parados se organizó por primera vez por los primitivos sindicatos en 1824. Las cantidades que se pagaban eran muy reducidas y el período de ayuda muy corto. En 1905 se promulgó la ley de trabajadores parados que establecía comisiones que clasificaban a los que querían trabajar y no podían, y les proporcionaban trabajo, pero no se concedían subsidios. En 1909 se estableció un servicio nacional de oficinas de trabajo dependientes del gobierno. No se daba ninguna ayuda la primera semana de paro, pero después se proporcionaba ayuda monetaria durante quince semanas al año.

El establecimiento de los seguros en Francia llegó muy atrasado. La primera ley de indemnizaciones obreras fue promulgada en 1898 y solamente afectaba a los trabajadores fabriles; posteriormente se hizo extensible a los trabajadores industriales en general y a los agrícolas, comerciales e, incluso, a los de servicios domésticos. La ley establecía que si el accidente era por negligencia del trabajador la indemnización quedaba reducida, aumentándose cuando era imputable al patrono.

El seguro para la vejez se estableció en 1894 únicamente para los mineros. En el año 1905 se autorizaron por primera vez subsidios del gobierno para el seguro voluntario contra el paro forzoso. En 1909 quedaron asegurados todos los trabajadores ferroviarios. En 1910 se adoptó una ley de pensiones para la vejez, pero en la práctica no tuvo efectividad. De hecho, hasta 1928 no hubo en Francia una legislación eficaz de seguros contra la enfermedad y la vejez. Hay que señalar que la CGT se opuso siempre a todos estos primarios tanteos de seguros que en la práctica no aseguraban gran cosa.

En Alemania los seguros sociales tuvieron un proceso más acelerado que en los demás países, si bien iba rezagada respecto a otros aspectos de mejoras sociales. Las primeras disposiciones de seguros sociales en Alemania respondían a un criterio paternalista del Estado.

En 1848 ya existía en Alemania una organización de fondos voluntarios para la ayuda mutua, particularmente entre los mineros. Lasalle incorporó el principio de seguro mutuo a la asociación de trabajadores que organizó. En algunos estados del sur de Alemania encontramos ya a principios del siglo XIX un sistema obligatorio de seguros contra la enfermedad.

En 1883 se promulgó una ley del seguro para la enfermedad que afectaba a todos los trabajadores de la industria. En 1911 había en Alemania unos catorce millones de personas aseguradas contra la enfermedad y la invalidez. Este seguro comportaba los servicios de farmacia, hospitalización y maternidad para las mujeres aseguradas y las esposas e hijas de los obreros asegurados; además, comportaba el pago de 50 por ciento del salario base y una ayuda para el servicio funerario en caso de muerte. La ayuda por enfermedad podía durar hasta trece semanas por año; en 1911 se amplió a veintiséis semanas.

Encontramos particularmente en Prusia, disposiciones de seguros de accidente en 1838. Estas disposiciones se generalizaron en 1871, aplicándose en las minas, en las fábricas y en general en los trabajos difíciles. En 1884 se formuló la ley del seguro contra accidentes que concedía indemnizaciones independientemente de las circunstancias en las cuales el trabajador se había lastimado. Las trece primeras semanas de inhabilitación por accidente eran pagadas por el seguro de enfermedad, y luego por las patronales que se habían organizado en sociedades cooperativas.

La ley de seguros para la vejez se promulgó en 1889 y beneficiaba a los trabajadores que habían cumplido los setenta años, y en 1916 se extendió a los de setenta y cinco. En 1911 se estableció el seguro de viudas y huérfanos. Cuando se inició la primera guerra mundial los seguros de vejez e invalidez englobaban a unos dieciséis millones de personas. Pero hasta 1927 no se adoptó en Alemania el seguro contra el paro forzoso.

Los otros países fueron siguiendo las pautas de los más industrializados.

Hemos de señalar, en general, que los movimientos político sociales no forzaron demasiado los movimientos de seguros obreros, más bien fueron obra de las sindicales y de los mismos gobiernos obligados por las corrientes ideológicas o políticas de sentido humanitarito.

 

Del libro “Los movimientos sociales en la era industrial”; autor: Manuel Cruells. Editorial Labor,S.A.

 

 

 
   
 
 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

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