Portal Semanario
Año 14. No. 737. del 01 al 08 de marzo de 2020
Premio de Comunicación Alternativa

 

VAMOS A LA OBRA

SIN EL APOYO DE MUJERES LOS TRABAJADORES NO HUBIERAN CONQUISTADO DERECHOS LABORALES

Autores y libros varios

 

Reseña de María de Lourdes Martínez González

Periodistas y Conductora de Frecuencia Laboral

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

 

Una muestra de la lucha de las mujeres por los derechos laborales, son las llamadas “Leyes de Indias”, que en realidad es una compilación de 6 mil 667 normas legales que se emitieron por la corona española para la gobernanza de la Nueva España, entre las cuales se encuentran el logro de derechos de maternidad para las trabajadoras y otros derechos de beneficio común para los hombres como el pago justo y la jornada laboral de 8 horas.

Así lo refiere Carlos Reynoso Castillo, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad Autónoma Metropolitana, su colaboración La materia laboral en las Leyes de India publicada en la revista Gaceta No. 61, del año 2005.

El autor destaca que los pobladores originarios de lo que hoy es México, nunca fueron considerados esclavos ni peones de la gleba por los reyes de España, sino trabajadores asalariados a quienes los encomenderos debían pagar un jornal justo y el reparto de la mitad de la utilidad que produjeran, denominado “mita”, pero eso no se cumplió y en realidad los pobladores originarios fueron esclavizados mediante la imposición de trabajo forzado y servicios personales al patrón o encomendero.

Se llamaba encomenderos a los conquistadores que habían obtenido una orden real, o sea de los reyes de España, para hacer producir las tierras, minas y otras áreas, en pago a sus servicios militares para la invasión y dominación del territorio de la Nueva España. La mayor parte de la riqueza que generaban era para la corona española y una parte para ellos, por lo cual en su afán de enriquecimiento rápido no pagaban ni salarios justos y si esclavizaban a la mano de obra indígena.

Las condiciones inhumanas de sobreexplotación de las y los trabajadores autóctonos, entre los que había niños, niñas, mujeres y hombres y la conciencia siempre presente de que no eran esclavos sino hombres libres, les permitió luchar con el apoyo de padres jesuitas, hasta lograr la emisión de leyes en las que se estableció el pago de un jornal o salario justo y la jornada laboral de 8 horas y el trato digno, se establecieron derechos de salud e higiene en el trabajo, días de descanso, pago de indemnizaciones en caso de enfermedades y accidentes en el trabajo. Claro en el texto no en los hechos.

Otro autor, Porfirio Marquet, refiere hay evidencia desde 1609 que los reyes de España emitían cédulas reales que eran totalmente contrarias a las leyes protectoras del trabajo de los indígenas, pero se quedaban en el papel y no se aplicaban, cuando urgía a los reyes españoles que se generara más riqueza y tributos para la corona. Entonces dejaban a criterio de los encomenderos y explotadores su aplicación.

“En los hechos lo que ocurrió fue que mientras se beneficiaran los reyes de España con más tributos y riqueza, toleraban a los encomenderos que sometían a los indios a condiciones de esclavitud (por la fuerza de las armas, la tortura, el hambre y la privación ilegal de la libertad, con grilletes y encierro), reteniendo el pago de sus salario, de utilidades y obligándolos a trabajar jornadas de sol a sol”, así se publicó en el capítulo II del libro ¡¿Qué transa con las Afores?! haciendo referencia al autor de Páginas de historia económica en México: condiciones de trabajo durante la colonia y fines del siglo VIII, Luis Chávez Orozco.

Hasta 1690 se habían emitido más de 6 mil 667 decretos para la gobernanza de la Nueva España y la corona decidió clasificarlas y compilarlas en 4 tomos, compuestos por 9 libros. En el libro sexto se acumularon todas las normas que tenían que ver con la materia de trabajo, pero lo que nos trajo a la memoria este documento es que todas esas leyes se lograron con la participación de la mujer en la lucha por conquistar y defender los derechos de los trabajadores o derechos humanos laborales, como ahora se debe decir, ya fuera como trabajadoras, madres, esposas o hijas de trabajadores.

En la época de la colonia predominó la esclavitud de la mano de obra autóctona, pero con la independencia de México se implementó un Programa de Fomento Industrial en 1830, por el gobierno que encabezaba Anastasio Bustamante, que a la par de las fábricas, hizo surgir a la clase obrera mexicana, conformada por hombres, mujeres, niñas y niños oriundos de los pueblos originales y aledaños de las zonas rurales, por donde pasaban ríos que movían por fuerza hidráulica a las máquinas que llegaron originalmente desde Inglaterra.

La sobreexplotación no difería mucho de la impuesta por los invasores españoles, con la diferencia de que pagaban un salario muy bajo, por jornadas laborales de 15 horas para hombres y 13 horas para mujeres y niños.

En algunos lugares como el Estado de Michoacán la jornada era de 19 horas diarias para ambos sexos. El turno iniciaba diariamente a las 5 de la mañana y terminaba a las 12 de la nocha. Se imponían multas y castigos a golpes por diversas causas, además de que a los trabajadores se les retenía el salario y se les obligaba a pagar supuestas deudas con trabajo forzado..

Todo ello motivó protestas y paros en los que participaron activamente las mujeres. La primer huelga obrera, que se tiene documentada en el México independiente ocurrió en La Colmena entre el 10 y 11 junio de 1865, poblado que todavía existe hasta nuestros días y se ubica en Nicolás Romero, Estado de México. Los testimonios refieren que también hubo trabajadoras entre quienes participaron activamente por la lucha por la reducción de la jornada laboral y pago en efectivo, quienes fueron reprimidas a balazos y a golpes, junto con sus compañeros.

El 9 de mayo de 1876, se organizó el Primer Congreso Obrero, en la Ciudad de México y fue el primero de toda América también. Ahí también estuvieron presentes las mujeres dediciendo el plan de lucha de la clase trabajadora. Concretamente fueron dos delegadas, las únicas en medio de un machismo reacio a permitir la representación de la mano de obra femenina. Por cierto, eran de tendencia socialista, como lo subrayó José Valadéz, autor del libro Sobre los origenes del movimiento obrero en México.

Durante los 31 años de la dictadura de Porfirio Díaz, que inició en 1876 y concluyó en 1911 (4 años no gobernó), comenzó otra era industrial en el país. E n 1880 inició la expansión del capitalismo estadounidense sobre el territorio nacional favorecida por las licitaciones que otorgó el entonces mandatario mexicano para la expansión de los ferrocarriles norteamericanos al territorio nacional. Entre 1897 y 1901 inyectaron capitales en las industrias minera, eléctrica, petrolera, en telégrafos y teléfonos, en donde la mano de obra era contratada con bajos salarios y sin derechos laborales o de plano era esclavizada como ocurrió en Sonora y Yucatán.

Durante la dictadura de Porfirio Díaz se registraron 250 huelgas de trabajadores industriales en México. Entre 1981 y 1995 se registró el mayor número de huelgas del siglo XIX y las principales del siglo XX, precursoras de la Revolución Mexicana, las de Cananea y Río Blanco, en 1905 y 1907, respectivamente, en las que también se contó con la participación de las mujeres que reclamaban la jornada laboral de 8 horas diarias, ya no de 12 como originalmente ocurrió, salario mínimo, acabar con las tiendas de raya, días de descanso, vacaciones, reparto de utilidades, entre otros derechos laborales.

En 1912 comenzaron a crearse los primeros sindicatos en país y en ese proceso hubo una especial participación activa de las mujeres, entre las que había trabajadoras de casas comerciales, principalmente, fue en el período de la Revolución Mexicana que inicio en 1910, según los testimonio de Jacinto Huitrón, promotor de esos gremios y fundador de la Casa del Obrero Mundial, que se vierten en su libro Orígenes e Historia del Movimiento Obrero en México, que por cierto elaboró una mujer, su viuda Guadalupe Robres, con manuscritos inéditos que él dejó antes de morir.

Estas mujeres dieron en conjunto con hombres luchas laborales que obligaron al gobierno de Venustiano Carranza a aprobar la constitución de 1917, que fue la primera en el mundo que incluyó derechos para dignificar el trabajo, de previsión y de seguridad social, el derecho de sindicalización y de contratación y defensa colectiva. Hoy nos toca preservarlos y hacerlos valer en la realidad...La lucha sigue.

 
   
 
 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 
 

 

 

 

 

Año 14. No. 737. del 01 al 08 de marzo de 2020
Premio de Comunicación Alternativa