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Año 14. No. 738. del 09 al 15 de marzo de 2020
Premio de Comunicación Alternativa

 

 

EN LA LUCHA SOCIAL Y SINDICAL, LA MUJER SIEMPRE PRESENTE

Por Carlos Guillén Soriano,

Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear

y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral,

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

 

En la fábrica y el taller, en las aulas, en el campo, en los sindicatos y organizaciones campesinas, siempre que hay lucha social, se ha contado con la participación destacada de mujeres. No han sido sólo acompañantes de la lucha, muchas de ellas han detonado luchas importantes y han ocupado lugares importantes en la orientación y en la dirección de sus movimientos. Sin embargo, no se cuenta con registros de la participación femenina, pues generalmente se pierden en expresiones genéricas que hablan de estudiantes, trabajadores, campesinos o colonos, sin mayores detalles

Al menos en el último medio siglo, hay muchos ejemplos que muestran cómo los movimientos estudiantiles o sindicales, no habrían sido posibles sin la presencia de las mujeres. Presentamos aquí algunos ejemplos.

En lo que fue toda una revolución social a nivel internacional, los movimientos estudiantiles de la década de los sesentas, el de México, de julio a fin de año, registra la participación de destacadas representantes estudiantiles en el Consejo Nacional de Huelga (CNH), como Ana Ignacia Rodríguez “Nacha” o Roberta Avendaño “Tita” de la Facultad de Derecho de la UNAM. Por supuesto, no fueron las únicas, ya que hubo una gran participación de mujeres en el movimiento, tanto estudiantes como profesoras.

Precisamente, como reconocimiento a esta participación, la asamblea del CNH previa al mitin del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, decidió que participara Myrthocleia González, representante de la Escuela Técnica Industrial “Wilfrido Massieu” del Instituto Politécnico Nacional como maestra de ceremonias en el mitin.

Myrthocleia estudiaba el cuarto año para ser mecánica industrial. Ella era la única mujer de su generación. Desde su selección de escuela y carrera, en espacios que se consideraban exclusivos para hombres, estaba clara su decisión de no aceptar pasivamente los roles asignados para hombres y mujeres por la sociedad. Ella hablaba cuando empezó la balacera. Fue detenida y gracias a una enfermera del Hospital de Traumatología de Balbuena, que puso en riesgo su propia vida, pudo escapar y permanecer escondida un tiempo.

A la fecha, no ha dejado de luchar. Myrthokleia ha encabezado las marchas de años recientes en conmemoración del 2 de octubre en la ciudad de México.

Un movimiento blanco

Ya desde antes del movimiento estudiantil, el descontento social en México se había expresado en sectores que aparentemente tenían una posición cómoda en la sociedad.

A fines de 1964, médicos residentes y estudiantes fueron informados de que no recibirían aguinaldo, lo que detonó el movimiento médico que creció rápidamente llegando a dimensiones nacionales a lo largo de 1965. Médicos residentes, estudiantes de medicina y enfermeras, exigieron mejores condiciones de trabajo en un movimiento social que puso en tela de juicio una de las base del régimen del PRI: el corporativismo, con el que el gobierno quiso detener el movimiento usando a las dirigencias de los sindicatos charros, para tratar de controlar y para golpear al movimiento.

En efecto, el movimiento recibió como respuesta primero el desprestigio y después la represión gubernamental. El 26 de agosto de 1965 se rompió el paro en el Hospital 20 de Noviembre, donde había nacido. La resistencia de las enfermeras hizo que estuvieran recluidas en el auditorio hasta la llegada de las fuerzas represivas. En fechas recientes, enfermeras del IMSS y de otras instituciones han realizado movilizaciones en defensa del sistema de salud, que son continuación de aquel movimiento médico de mediados de la década de los sesentas.

En las escuelas

La educación básica en México es atendida principalmente por maestras. En educación preescolar hay 93 educadoras por cada 100 docentes; en primaria la presencia femenina disminuye a 67%, mientras que en secundaria es ligeramente superior (52%) a la de los varones, según datos del Informe 2015 LOS DOCENTES EN MÉXICO, del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Este dato es similar alrededor del mundo: las mujeres siguen siendo las encargadas de la enseñanza en los primeros años de vida tanto en la casa como en la escuela.

No es entonces casualidad que en el movimiento del magisterio democrático, por salario y en defensa de la educación pública, estén siempre las maestras en cada aspecto de la lucha. No hay una acción del magisterio democrático en el que no se tenga una amplia participación de maestras y en no pocas ocasiones, son mayoría. Esto ocurre lo mismo en la movilización que en la elaboración de un proyecto educativo alterno.

Insurgencia obrera en Morelos

Después del movimiento estudiantil de 1968, la clase obrera protagonizó la insurgencia obrera de los setentas. Uno de los estados en que hubo importantes luchas fue Morelos. Ahí, entre los primeros destacamentos obreros, estuvo el de Rivetex. Se trataba de una fábrica textil considerada como la más grande del continente. Su propaganda decía “¿casimir inglés? No hombre, ¡es Rivetex!”.

En 1971 las obreras de Rivetex se organizaron y pararon la producción de la fábrica para pelear por guarderías, mejoras laborales, aumento salarial e igualdad de trabajo entre hombres y mujeres. En Rivetex, como en otras fábricas donde avanzó la lucha obrera, como Hilos Cadena, Medalla de oro, tenían sindicatos compuestos fundamentalmente por mujeres. El ejemplo cundió y Morelos fue escenario de luchas en las que las obreras fueron parte fundamental, sobre todo de las ramas de la confección y textiles.

Para el primero de mayo de 1974, el sindicalismo democrático en Morelos logró transformar un desfile antes controlado por el charrismo, en una jornada de lucha proletaria independiente y combativa. La huelga de las combativas mujeres de Rivetex fue pionera en este proceso

Operadoras y lucha telefonista

A principios de los setentas, Telmex se convirtió en paraestatal. En esos años tuvo un importante crecimiento y una buena parte de sus ingresos provenían de larga distancia nacional. Las operadoras eran a fines de esa década, el 32 por ciento del total de trabajadores de la empresa. Las condiciones de vida de este sector, con trabajo enajenado y rutinario, alejado del trato personal y con impactos en su vida familiar a causa de la intensificación del trabajo y cambios de turnos, generaron descontento y acercamiento a otros sectores en los que ya se había manifestado descontento previamente.

El 22 de abril de 1976, las operadoras de las centrales Victoria y Madrid suspendieron sus labores en protesta contra el comité ejecutivo del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), que firmó un 18 % de aumento salarial cuando la demanda era de 35%. Pronto, el paro se extendió a cuarenta ciudades y mediante un referéndum se logró la caída del secretario general del sindicato.

A partir de este momento, aun cuando el sindicato no se integró a la insurgencia obrera de los setentas, sí hubo un cambio radical. El STRM se salió del PRI y desarrolló un proyecto democrático singular. Las operadoras fueron el sector más combativo y base de la nueva dirección sindical.

Campamento de la Dignidad Obrera

Después de la toma de los centros de trabajo por el ejército en 1976, con lo que se impidió la huelga de la Tendencia Democrática del SUTERM, vino una ola represiva para acabar con cualquier vestigio de organización democrática entre los electricistas. Los despidos se dieron en todo el país y se sumaron a las presiones a los dirigentes seccionales para que abandonaran el movimiento. En la base, los electricistas resistían pero el movimiento había sido herido profundamente.

Ya desde las grandes movilizaciones, los Comités femeniles de la TD habían jugado un papel importante de la lucha electricista. El 28 de septiembre de 1977, un centenar de electricistas de diferentes secciones con esposas e hijos, instalaron lo que se conoció como el campamento de la dignidad obrera, en las afueras de la residencia presidencial de Los Pinos, en exigencia de demandas esenciales. Se trataba de una medida heroica de un movimiento que se negaba a morir. El 5 de noviembre, el campamento fue desalojado por la fuerza. Un capítulo se cerraba, pero quedó ahí otra constancia de la presencia femenina en la lucha proletaria.

Otro sector en el que la presencia de la mujer trabajadora ha tenido una gran relevancia, es el de trabajadores del conocimiento, lo mismo en universidades, que centros de investigación e instituciones de cultura.

En universidades como la Metropolitana o Chapingo, centros de investigación como el de Investigación y Estudios Avanzados del Politécnico, el de Astrofísica, Óptica y Electrónica, Colegio de la Frontera Norte o el de Investigación en Alimentos y Desarrollo, las mujeres, además de sus aportaciones en actividades educativas y académicas, han ocupado las secretarías generales de sus organizaciones sindicales. Lo mismo ha ocurrido en Bellas Artes, en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en bibliotecas o Radio Educación.

Además del sindicalismo, en el movimiento urbano popular y aun en el campesino, la mujer siempre ha estado en la lucha, apoyando o dirigiendo. En pocas palabras, el movimiento social sin la presencia femenina no existiría hoy.

Marzo de 2020

guillen.s.carlos@gmail.com

 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

Año 14. No. 738. del 09 al 15 de marzo de 2020
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