Portal Semanario

Año 12. No. 642. del 15 al 21 abril de 2018

Premio de Comunicación Alternativa

 

VAMOS A LA OBRA

LOS BANDIDOS DE RÍO FRIO

de Manuel Paynó

Lazos de la Delincuencia Organizada con Altos Funcionarios Públicos

 

Por Antonio Peregrino Rojo: "El amigo bombero Peregrino",

Colaborador voluntario de Frecuencia Laboral

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

Por los años de 1838 en el México colonial, hubo un caso nunca visto: un grupo de bandoleros asaltaba con frecuencia las diligencias que recorrían el camino de Veracruz a la Ciudad de México, a la altura de Rio Frio, en el actual municipio de Ixtapaluca, Estado de México. Al mismo tiempo, en la capital del país se desató una ola de robos y asesinatos.

Detrás de los numerosos maleantes se encontraba, en calidad secreta el orquestador, el coronel Juan Yáñez apodado Relumbrón, quien desempeñaba el cargo de jefe del estado mayor del presidente Santa Anna.

El coronel llevaba una doble existencia: por un lado, buen esposo y padre, hombre influyente y en apariencia honorable; por el otro, enredado en negocios turbios y en crimenes de lesa humanidad ( que es cuando interviene un agente del Estado, cualquiera que sea su nivel en actos de privación ilegal de la libertad con fines de secuesto, esclavitud u otros, tortura, asesinato, desaparición forzada).

Organizaba en su provecho una amplia red criminal, aunque manteniéndose en el anonimato, incluso para quienes eran los ejecutores de sus órdenes. Eran muy pocos los que lo conocían realmente y que eran sus más allegados cómplices, quienes tenían el control de toda la red criminal.

Tenía en su nómina a los serenos, policía, jefes de rurales, presidentes municipales y hasta gobernadores. Si alguien caía en la cárcel los abogados de la organización se encargaban de sacarlos. En casos muy difíciles intervenía el coronel con su influencia y cercanía con el presidente.

El ambiente social en aquellos años era muy complicado, por un lado unos cuantos ricos asendados con enormes fortunas, por otro una gran cantidad de pobres, crisis económica, desempleo y mucha gente que no tenía nada y pedía limosna para sobrevivir. Los robos, asaltos, secuestros y asesinatos eran ya intolerables.

El presidente puso en manos de don Pedro Oloñeta un juez recto y digno, la tarea de acabar con los crímenes, le ordena al reconocido Coronel Banilleli que apoye a Oloñeta en esa misión. Entre los dos reúnen pistas y logran la captura de los cabecillas y arrestan al coronel Relumbrón y a sus secuaces.

Esto ocurrió hace 170 años, cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia.

 

 

 

 

 
   
 
 

 

 

 
 
 
 
 

Año 12. No. 642. del 15 al 21 abril de 2018

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