Este 2 de noviembre y siempre
LOS TRABAJADORES RECORDAMOS A NUESTROS MUERTOS
Por Carlos Guillén Soriano
Secretario de Prensa del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear
y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral
Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com
La cultura del pueblo mexicano posee rasgos muy particulares que son parte de la identidad nacional. Uno de ellos es la visión ante la vida y la muerte. El recuerdo de quienes han dejado de acompañarnos en vida es, más allá de creencias y religiones, parte de la esencia del mexicano. Recordar a los muertos es, para los mexicanos, un verdadero festejo que comprende varios días.
El ciclo inicia el 28 de octubre de cada año, recordando a quienes fallecieron en algún accidente, después, a los bebes que murieron antes de ser bautizados y a los niños menores de 12 años. El primero de noviembre se cree que las almas de los niños regresan de visita mientras los adultos lo hacen el día 2.
En estos días, en cada casa de México se recuerda a quienes “se adelantaron”, con altares en los que un rico colorido de flores y papel picado, son el marco para la fruta, platillos y bebidas que más gustaban a los muertos que en estas fechas vienen de visita a los lugares donde vivieron, donde son recibidos con gusto por sus familiares y amigos. Claro que también están los muertos de la colectividad. Se trata de artistas o gente que fue famosa y dejó gratos recuerdos.
Los trabajadores también tenemos nuestros muertos. Son aquellos que en vida, y muchos aún después de ella, soñaron con un mundo mejor y lucharon por construirlo. Uno en el que el trabajador pudiera recibir –a cambio de producir toda la riqueza- lo necesario para una vida digna para él y su familia, en el que se respetaran los derechos de los trabajadores del campo y de la ciudad. Muchos de ellos, murieron precisamente a causa de luchar por ese sueño.
Los obreros de Cananea y Río Blanco, en 1906 y 1907, ante las pésimas condiciones de vida y trabajo que padecían, estallaron sendos movimientos de huelga por mejores salarios, trato igualitario para los trabajadores mexicanos que eran discriminados ante los empleados norteamericanos y cese a multas y malos tratos. En junio de 1906, los mineros de Cananea en Sonora fueron protagonistas de esta lucha, y unos meses después, los textileros de Río Blanco, en Orizaba, Veracruz. En ambos casos, los obreros pagaron con la sangre de muertos y heridos, su protesta.
Años después, luego del ascenso revolucionario de los treintas, que dio lugar a la unidad del sindicalismo mexicano en la Confederación de Trabajadores de México (CTM) hubo un retroceso tal de esta central obrera, que llegó a nombrar al presidente Miguel Alemán, como el primer obrero de la patria . Con todo, los militantes del Partido Comunista y del Partido Obrero-Campesino mexicano que se habían librado de la expulsión del organismo obrero, organizaron una columna el primero de mayo de 1952 para marchar entre los contingentes de la Alianza de Tranviarios de México y del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social. Esta manifestación fue reprimida por grupos de choque conocidos como los dorados o camisas doradas frente al Palacio de Bellas Artes. Luis Morales Jiménez , estudiante del Instituto Politécnico Nacional y miembro de la Juventud Comunista; Marco Antonio Borreguí y José García Diego , obreros cetemistas y Lucio Arciniega Gómez , zapatero y dirigente del comité de inquilinos de la colonia 20 de Noviembre resultaron muertos. Seis personas más quedaron heridas.
También recordamos a dirigentes obreros como los ferrocarrileros Demetrio Vallejo Martínez y Valentín Campa Salazar, que pasaron largos años en la cárcel por su lucha obrera y a Rafael Galván Maldonado, dirigente electricista que fue actor central de la insurgencia obrera de los setentas.
La lucha obrera no se ha nutrido sólo de obreros industriales. También han tenido un papel destacado intelectuales que nutrieron la lucha proletaria con sus ideas y escritos, pero también con su acción. Como ejemplos mencionaremos a José Maximiliano Revueltas Sánchez, escritor que alimentó con su pensamiento a numerosos grupos de izquierda. Víctor Rico Galán, un periodista nacido en España, que de niño fue correo de las fuerzas republicanas durante la guerra civil española, escribió en Siempre!, Sucesos para todos y Política y dedicó sus últimos años –desde la cárcel y al salir de ella ya con su salud minada- a organizar la lucha obrera por el socialismo.
Los trabajadores del campo también están presentes en este breve recuento, con Emiliano Zapata Salazar , Francisco Villa y Rubén Jaramillo Méndez, asesinado el 23 de mayo de 1962. Este último dijo a sus compañeros: El pueblo, y más las futuras generaciones no podrán vivir esclavos y será entonces cuando de nueva cuenta nos pondremos en marcha, y aunque estemos lejos los unos de los otros no nos perderemos de vista y llegando el momento nos volveremos a reunir. Guarden sus fusiles, cada quien donde lo pueda volver a tomar.
Por supuesto, también entre nuestros muertos están los asesinados en la Plaza de las Tres Culturas el dos de octubre de 1968 y los que fueron abatidos por los halcones el 10 de junio de 1971, Jueves de Corpus , en San Cosme, como Francisco Treviño y Jorge de la Peña , de la Prepa Popular y de la ESIME, así como las víctimas de la represión en Aguas Blancas , Acteal y tantos otros lugares y nuestros normalistas de Ayotzinapa .
En el plano internacional, recordamos a los que en 1871 decidieron tomar el cielo por asalto e instauraron el primer gobierno obrero de la historia en la Comuna de París , por lo que pagaron con su sangre y por supuesto, a Carlos Marx, a Federico Engels , principales maestros del proletariado y, de América Latina al Comandante Ernesto Che Guevara y al compañero Presidente Salvador Allende Gossens.
A todos y muchos más, nuestro recuerdo y agradecimiento. Pero más que eso, por nuestros compañeros caídos, no un minuto de silencio, sino toda una vida de lucha.
correo de contacto; sutin.nucleares@gmail.com
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