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Año 10. No. 532. del 28 feb al 06 mar 2016
Premio de Comunicación Alternativa
Si Acaso los Contrataran...

TERCERA EDAD: BAJO INGRESO Y DESEMPLEO

*La Mitad Adultos Mayores Están en Situación de Pobreza y no Tienen Seguridad Social

*La Mayoría de Jubilados y Pensionados Requieren Laborar para Complementar su Ingreso

*Cuando Encuentran Trabajo lo Hacen en la Ocupación Informal y Precaria.

*Necesario Cambiar Ley del IMSS para que no les Retiren su Jubilación por Trabajar.

 

Por María de Lourdes Martínez González

Periodistas y Conductora de Frecuencia Laboral

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

Debido a que los adultos mayores no tienen empleo ni un ingreso fijo o sus jubilaciones están en niveles de pobreza, y cuando acceden a un trabajo los ocupan en condiciones de precariedad, con bajos salarios y sin prestaciones sociales, es necesario que haya cambios en la ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para que se obligue a sus empleadores a otorgarles seguridad social.

El diputado federal Yérico Abramo Masso, presentó una iniciativa de reforma a los artículos 12 y 173 de la Ley del Seguro Social, dado que en nuestro país la población de adultos mayores se ha duplicado en los últimos veinte años, y de acuerdo al Consejo Nacional de Población en 2015 había en México 12 millones 111 mil 77 personas adultas mayores, 10 por ciento de la población total, y en su mayoría no tiene acceso a los servicios de salud públicos o privados.

Con relación al empleo señaló que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el segundo trimestre de 2014, la tasa de participación económica de la población de 60 años y más es de 33.7 por ciento. Es decir 3 de cada diez personas mayores se ocupan para obtener un ingreso. La tasa de participación en los hombres es mayor (50.7 por ciento) que en las mujeres (19.4 por ciento). Y su nivel de participación disminuye conforme avanza la edad: casi una de cada dos personas (49 por ciento) de 60 a 64 años se inserta en el mercado laboral como personal ocupado o como buscador de empleo y disminuye a 10.6 por ciento en aquellos que se encuentran en una vejez avanzada (80 años y más).”

Agregó que casi la mitad de las personas mayores de 65 años, está en situación de pobreza. Existe una enorme brecha entre lo que establece la letra de nuestro marco jurídico, como la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, y la situación de vulnerabilidad y exclusión que enfrentan estos mexicanos.

"En lo tocante al tema de empleo, el Reporte sobre la discriminación en México 2012,   elaborado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, indica que: el mercado laboral mexicano se caracteriza por la exclusión de personas cuya edad se encuentra por encima de los 35 años. En el caso de las y los adultos mayores esta práctica se potencia; se trata de personas que por no contar con recursos provenientes de una pensión suficiente deben buscar empleo en un contexto de escasez y, nuevamente, de informalidad". Normalmente lo encuentran como guardias de seguridad o personal de limpieza.

Los empleos a los que las personas adultas mayores pueden acceder se caracterizan por los bajos sueldos. Los adultos mayores son los que en promedio tienen menor ingreso por hora en el trabajo extra-doméstico con respecto al grueso de la población. Esto se debe a que para algunas personas adultas mayores la remuneración proviene de propinas, pensiones y los menos del salario. Cabe considerar también que las mujeres y los hombres mayores de 60 años experimentan deterioro físico y mental que repercute en las exigencias del trabajo, disminuyendo su productividad e incluso incrementando los riesgos laborales.

La baja cobertura de la seguridad social y los reducidos montos de las jubilaciones son factores que impiden convertir los años laborables de una persona en certidumbre económica y en materia de salud a la hora de envejecer. De acuerdo con la Enadis 2010, prácticamente 6 de cada 10 adultos mayores (56.8 por ciento) señala que sus ingresos no son suficientes para cubrir sus necesidades, y 2 de cada 10 expresan que tienen dificultad para cubrirlos.

Además de la necesidad económica, el rechazo en el mundo del trabajo ocasiona frustración y también tiene efectos en la economía, en la familia y en el ámbito social, es decir, trastoca el complejo social en general. Lo cierto es que la estructura actual del mercado laboral no brinda espacio a las personas adultas mayores. Como les ocurre a los jóvenes, las personas mayores de 60 años encuentran un escenario adverso en una economía que les ofrece pocos empleos, y los que existen, son precarios. A pesar de la importancia que tiene el trabajo para el desarrollo pleno de las personas adultas mayores, los estigmas que trae consigo la vejez dificultan conservar o conseguir empleos de calidad. De acuerdo con la Enadis 2010, el principal problema percibido por 4 de cada 10 personas adultas mayores es la dificultad para encontrar trabajo.”

En su propuesta el diputado federal Yérico Abramo Masso, señala que en el tema de pensiones y jubilaciones, la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS) levantada en 2013, señala que sólo una cuarta parte de los adultos mayores se encuentran pensionados (26.1 por ciento); este porcentaje es casi dos veces mayor en los varones (35 por ciento) que en las mujeres (18.5 por ciento).

Tres cuartas partes (77.8 por ciento) de las pensiones provienen del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), mientras que una sexta parte (14.7 por ciento) las otorga el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y 7.5 por ciento otras instituciones. En los hombres, 47.3 por ciento de pensionados se da por jubilación o tiempo de servicio; 43.1 por ciento por retiro, vejez o cesantía en edad avanzada y sólo 4.7 por ciento es pensionado por accidente o enfermedad de trabajo. En las mujeres esta configuración cambia radicalmente, 45.3 por ciento está pensionada por viudez, 30.6 por ciento por jubilación o tiempo de servicio y 19.2 por ciento por retiro, vejez o cesantía en edad avanzada.

En este apartado, cabe destacar que los adultos mayores pensionados y jubilados enfrentan la misma problemática que laa generalidad. La escasez de recursos fue más pronunciada entre las mujeres, con 42 por ciento, ya que su ingreso era menor, frente a 29 por ciento de los hombres (comparado contra 42 por ciento y 36 por ciento a nivel global, respectivamente).

Ante esta problemática, las personas jubiladas y pensionadas tienen la necesidad de intentar regresar a la actividad productiva a efecto de complementar su ingreso, pero se encuentran con que el artículo 173 de la Ley del Seguro Social representa una limitante, ya que establece que: [...] “El Instituto suspenderá el pago de la pensión garantizada cuando el pensionado reingrese a un trabajo sujeto al régimen obligatorio.” Asimismo señala que: “El pensionado por cesantía en edad avanzada o vejez que disfrute de una pensión garantizada no podrá recibir otra de igual naturaleza.”

Esto favorece a los empleadores de adultos mayoes que no quieren sufragar los gastos que implica una recontratación en esas condiciones. Por lo cual el legislador consideró necesario modificar la redacción del artículo 73 del Ley del Seguro Social a fin de que, en caso de que un pensionado o jubilado, por la razón que sea, regrese a trabajar no se le suspenda la pensión, y que el contratante sólo le pague el seguro contra accidentes en su área de trabajo.

Ante lo cual propuso una iniciativa de reforma para que se adicione la fracción IV al artículo 12 a fin de que Las personas pensionadas y jubiladas que reingresen a un trabajo sean sujetas únicamente al régimen obligatorio del seguro de Riesgos de Trabajo. Y que se modifique el artículo 173 de la Ley del Seguro Social para que el instituto   mantenga  el pago de la pensión garantizada cuando el pensionado reingrese a un trabajo sujeto al régimen obligatorio.

 
 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

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