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PÁGINA SOLIDARIAEn Solidaridad Publicamos Textualmente
La reforma laboral en materia de justicia se olvidó de la justicia social
"La reforma laboral, un gran desafío para el sindicalismoEste primero de mayo recordamos la gesta heroica de los mártires de Chicago en 1886 que estableció el día internacional del trabajo en todo el mundo, en la que mujeres y hombres salieron a manifestarse por la reivindicación de una jornada laboral de ocho horas diarias: “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”. A 133 años de esa lucha obrera, nos encontramos que en nuestro país el movimiento de los trabajadores enfrenta una serie de desafíos que están en el escenario laboral y sindical, que los convoca a pronunciarse. Uno de ellos, es la reciente aprobación en la Cámara de Senadores de un proyecto enviado por la de Diputados para reformar la Ley Federal del Trabajo, que responde a la reforma Constitucional de febrero de 2017 y a los compromisos emanados de la negociación del T-MEC en materia de libertad y democracia sindical, así como de justicia laboral, en la que permeó la amenaza de no firmar lo que se había avanzado en el acuerdo comercial en caso de no concretarse la reforma laboral, lo que incidió a que se legislara al vapor en ambas Cámaras, sin considerar la realidad que viven los trabajadores y los resultados que tuvieron con la reforma de 2012. En este contexto es que habría que constatar, que de un universo de la población económicamente activa y de asalariados, 56 y 37 millones respectivamente, cinco millones de mexicanos están organizados sindicalmente, por lo que para el grueso de la población, sería de gran envergadura que se legislara sobre una revisión profunda de las reformas a la Ley Federal del Trabajo en 2012, para poner fin en temas como la contratación a través de las outsourcing y las modalidades de la contratación individual del trabajo que vulneran la estabilidad en el empleo, el límite al pago de los salarios caídos y la desaparición y actualización de la tabla de valuación de incapacidades permanentes, entre otros; pues la exposición de motivos que justificó su consideración en la ley, no ha cumplido su propósito, sino todo lo contrario, ha servido para agudizar la precarización del trabajo. Ante este panorama, vemos a un movimiento sindical en crisis por su subsistencia, que difícilmente dibuja las aspiraciones de los trabajadores, en virtud de que se debate entre quienes, actualmente interactúan y buscan la interlocución con el nuevo gobierno, otros buscan el surgimiento y consolidación de una “nueva” central al calor de la inercia de las elecciones del año pasado, y unos más, piensan que es el momento para crear organizaciones para ser contrapesos en lo político, sin involucrar a los propios trabajadores y a sus verdaderas representaciones. Lo real es que hoy los dirigentes de los sindicatos que en el pasado eran complacientes con la política laboral de los gobiernos en turno, son ahora oposición, y a pesar de que son los mismos de ayer, siguen sin propuestas que orienten sobre un diseño de la política sindical y laboral. De tal suerte que, no se trata de pretender generar un nuevo modelo de sindicalismo a partir del dictado de un decreto o de la modificación de una Ley, o de un escenario político que desfavorece a unos y beneficia a otros, sino de crear las condiciones reales y objetivas para la refundación política del sindicalismo que sea el resultado de un verdadero movimiento democrático de trabajadores que impulse y dinamice al sindicalismo, con su verdadera esencia de los que es y aspira el sindicalismo en México, recuperando su sentido de identidad, pertenencia, principios y valores; todo ello, a partir de la voluntad y participación de los trabajadores. Siendo así, no puede ni debe existir impedimento alguno para la organización de los trabajadores, pues es la propia decisión razonada del trabajador con consciencia crítica y política de la necesidad de organizarse; y es ahí donde, el movimiento sindical está llamado a trabajar, en el papel de la promoción y formación, para lograr ese cometido; de tal manera, que es necesario que los sindicatos se refunden con la participación auténtica y viva de quienes lo integran. Hoy el movimiento sindical y sus direcciones deben pronunciarse y proponer autocríticamente lo que más beneficia a los intereses de los trabajadores, pues estos últimos están más conscientes de lo que deben hacer para reivindicar sus derechos de manera organizada, muestras de ello se han dado, sobre todo en la frontera norte del país; voltear la mirada para otro lado y dejar que el movimiento espontaneo de los trabajadores tome caminos inciertos, es como alentar irresponsablemente una lucha que podría acrecentar la inconformidad y desembocar en dimensiones impredecibles. Por ello, este primero de mayo debería significar para la clase trabajadora y sus organizaciones sindicales, la inspiración para enarbolar las banderas de la participación activa en la construcción de un sindicalismo democrático y combativo que oriente, forme y accione, con sentido de clase, el movimiento de los trabajadores y la sociedad en su conjunto. |
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Año 13. No. 696. del 05 al 11 mayo 2019 |
Premio de Comunicación Alternativa |