Año 3. No.190. del 13 al 26 de junio 2009.

Menores de Edad Trabajando

CONMEMORAN DIA MUNDIAL CONTRA TRABAJO INFANTIL

Por Regina Vargas

Este 12 de junio, se conmemoró el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Sin embargo, el panorama es poco halagüeño,  ya que la Organización Internacional del Trabajo, calcula que cerca de 100 millones de niñas trabajan en el mundo. Muchas  sufren explotación sexual comercial, son objeto de trabajo forzoso y de régimen de servidumbre, y en algunos casos están retenidas en cautiverio como auténticas prisioneras.

En nuestro país trabajan más de 3.6 millones de niñas y niños entre 5 y 17 años de edad, de los cuales cerca de un millón 200 mil son mujeres, revelan datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo presentada por el INEGI con cifras de 2007.

En este marco, la Secretaría del Trabajo resalta la importancia de endurecer las leyes para castigar con prisión de 1 a 4 años y multa de 250 a 5 mil veces el salario mínimo general a quien incurra en explotación laboral de menores.

Las cifras de la OIT calculan que unos 53 millones de niñas realizaban trabajos peligrosos, identificados como una de las peores formas de trabajo infantil. De esas niñas, 20 millones eran menores de 12 años.

Aunque, el organismo internacional reconoce que es difícil obtener datos fiables sobre la representatividad de las peores formas de trabajo infantil distintas del trabajo peligroso (por ejemplo, la explotación sexual comercial, el trabajo forzoso y en régimen de servidumbre, etc.), pero hay estudios específicos sobre la materia que demuestran que la mayoría de los niños que trabajan en estas formas son mujeres.

Un gran número de ellas tienen difícil o ningún acceso a la educación y muchas trabajan en condiciones que ponen en grave peligro su salud, su seguridad y su moralidad.

De acuerdo al Informe de la OIT,  la discriminación contra las niñas persiste cuando alcanzan la adolescencia y cuando entran en la edad adulta. Una vez en la fuerza de trabajo, las niñas suelen estar empleadas en ocupaciones relativamente mal remuneradas y sufrir distintas formas de discriminación.

También revela que mucho del trabajo que realizan las niñas es menos visible que el de los niños. Ejemplos típicos de ello son el trabajo doméstico, el trabajo agrícola en pequeña escala, y el trabajo en pequeños

talleres familiares.

Detalla que el carácter tradicionalmente oculto del trabajo doméstico ha despertado inquietudes particulares. Es bien sabido que las niñas empleadas en el trabajo doméstico son con frecuencia objeto de malos tratos e incluso de abusos físicos.

En algunos de estos casos salen a luz pública, el hecho que la relación laboral tenga lugar puertas cerradas dentro de un domicilio privado significa que el maltrato, a menudo, ni se ve ni se denuncia. El problema va más allá del trabajo doméstico.

Las menores que trabajan en muchas otras ocupaciones también tienen poco contacto con otras personas fuera de su entorno laboral inmediato, dando ello lugar a inquietudes por su seguridad y bienestar.

Si bien hay pocas diferencias en la participación de niños y niñas en la actividad económica en general, el informe sugiere que las niñas están significativamente más representadas que los niños en el trabajo doméstico y, como resultado, corre mayor riesgo su escolarización.

Reconoce que ha habido progresos en la reducción del trabajo infantil a lo largo de los últimos diez años, la incidencia de la crisis financiera mundial amenaza erosionar estos recientes progresos.

El trabajo forzoso es el trabajo o servicio que se exige bajo amenaza de castigo y que se desempeña involuntariamente.  Con frecuencia, las niñas ingresan a este régimen de trabajo por arreglos de servidumbre por deuda negociados por sus padres o tutores, que piden prestado dinero a través de un contrato con un intermediario.

Los empleadores ofrecen adelantos a los varones de las familias, que luego ponen a trabajar a toda la familia. La servidumbre por deuda puede hacer a cualquiera de las hijas de una familia endeudada especialmente vulnerable al abuso y al maltrato.

Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), sostiene que resulta lamentable que millones de niñas y niños en México se ven en la necesidad o en la obligación de trabajar, en muchos casos en condiciones que serían incluso inaceptables para los adultos, como cuando realizan actividades de alto riesgo en circunstancias de explotación y al margen de cualquier consideración especial hacia su condición.

Puso como ejemplo que cerca de 50 mil niñas y niños emigran o intentan emigrar cada año a los Estados Unidos en busca de reunificación familiar o de trabajo, de los cuales la mitad lo hace sin compañía y enfrenta graves riesgos al internarse a ese país o al ser devueltos a México.

El ombudsman nacional resalta que las niñas trabajadoras, especialmente en los estados del sur del país, están mayormente expuestas a caer en manos de traficantes de personas, especialmente en quienes se dedican a la explotación sexual y pornografía infantil, ante lo cual señaló que el Estado debe responder con acciones más radicales para enfrentar este fenómeno.

Sobre el tema, Arturo Alcalde Justiniani, especialista en derecho laboral, subraya que tanto la Secretaría del Trabajo Federal, como la del Distrito Federal, carecen totalmente de acciones para realizar inspección en los centros de trabajo fundamentalmente informal a fin de detectar en dónde los niños y niñas son explotados, pues es ahí donde se da la explotación de menores que cada vez tienen más necesidad de trabajar ante la crisis económica.

Año 3. No.190. del 13 al 26 de junio 2009.