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Año 13. No. 692. del 07 al 13 abril 2019
Premio de Comunicación Alternativa

Prohibido Olvidar

LA DECLARACIÓN OBRERA DE GUADALAJARA

Por Carlos Guillén Soriano,

Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear

y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral,

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

El 5 de abril de 1975, en la Plaza de la Liberación de Guadalajara, el secretario de Trabajo del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, Héctor Barba, leyó un manifiesto que fue votado por aclamación por los miles de obreros que colmaban la plaza. El manifiesto, conocido como Declaración de Guadalajara, fue adoptado como el programa de la Tendencia Democrática de los electricistas mexicanos y de la insurgencia obrera de aquellos años.

A 44 años de  distancia, la Declaración de Guadalajara no es un documento histórico más. En las actuales condiciones, con un gobierno producto del voto de millones de mexicanos contra el neoliberalismo y por un México mejor, es claro que sin la participación de la sociedad no hay cambio real posible y que no es suficiente con proclamar el fin del neoliberalismo, si no se toman en cuenta las propuestas de los trabajadores del campo y la ciudad.

En 1975 cuando se proclamó la Declaración de Guadalajara había un sector movilizado en ascenso, los electricistas y una clase obrera en la cual muchos grupos eran influidos por esa lucha y se sumaban a ella en solidaridad y con sus propias demandas. La influencia llegó a otros sectores: al campo, a los grupos estudiantiles y a un naciente movimiento urbano.

Los años previos fueron marcados por las luchas estudiantiles de 1968 y 1971, los movimientos magisterial y médico, las primeras luchas obreras de principios de los setentas. Un factor de gran importancia fue la coincidencia entre los estudiantes que querían llevar la lucha más allá de las aulas y los luchadores obreros que durante años habían resistido a las empresas eléctricas y al charrismo. En todos los frentes, la presencia de militantes socialistas completaba el panorama.

Así que la Declaración de Guadalajara, elaborada por una organización obrera, pero cuyo contenido incluyó demandas de todos los sectores de la población, recogía las aspiraciones y experiencias de amplios sectores en lucha. No se trataba solo de un programa para organizar la solidaridad hacia los electricistas, sino de un programa para unificar las luchas y para integrar a más destacamentos.

Por ello, con el contenido del punto 9 de la Declaración, no debe extrañar que se sumaran a la lucha organizaciones como la Alianza Nacional de Productores de Caña, de la mismísima Confederación Nacional Campesina, brazo agrario del PRI. O que a regañadientes y todo, se sumaran grupos del movimiento estudiantil o del urbano popular que desconfiaban de la dirección de la Tendencia Democrática por el pasado de su principal dirigente, pero cuyas bases reconocían la lucha obrera y se identificaban con puntos del programa como Educación popular y revolucionaria y Vivienda obrera.

Hoy, es claro que el haber sacado al PRI del gobierno no es suficiente si no se construye algo distinto a lo que se construyó durante décadas. La nueva situación del país no puede hoy resumirse en la limitada disyuntiva de apoyar al gobierno o combatirlo. Lo que se requiere hoy es plantear las propias propuestas de la sociedad. De manera principal, las propuestas de los trabajadores del campo y de la sociedad.

La Declaración de Guadalajara debiera ser hoy un documento de estudio para elaborar el programa de los trabajadores de hoy, para verdaderamente dejar atrás el neoliberalismo. Para la discusión de la política laboral, los análisis y propuestas incluidos en los puntos 1 a 5 de la Declaración aportan muchos elementos. No se trata de aprobar una reforma porque haya presiones de Estados Unidos, sino porque desde hace más de cuarenta años se lucha por la democracia e independencia sindicales y por la reorganización general del movimiento obrero y la sindicalización de todos los asalariados.

Por aquellos años, no faltaba quien calificara de reformista al movimiento de la Tendencia Democrática de Electricistas porque planteaba una posición nacionalista, pero valdría la pena analizar a la luz de la situación actual temas como la expropiación de empresas imperialistas, la intervención obrera en la defensa y ampliación del sector estatal de la economía o la fiscalización obrera.

En cada uno de sus puntos, con sus diagnósticos y propuestas, el programa popular para llevar adelante la Revolución Mexicana , subtítulo de la Declaración, tiene enseñanzas para la lucha actual.

Sus puntos son:
1) Democracia e independencia sindicales.
2) Reorganización general del movimiento obrero.
3) Sindicalización de todos los asalariados.
4) Aumentos generales de salarios. Escala móvil.
5) Lucha a fondo contra la carestía. 
6) Defensa, ampliación y perfeccionamiento del sistema de seguridad social. 
7) Educación popular y revolucionaria.
8) Vivienda para los obreros.
9) Colectivización agraria. Fin del latifundismo. Nacionalización del crédito, del transporte de carga, de la maquinaria agrícola. Planificación de la agricultura. Supresión de intermediarios.
10) Expropiación de empresas imperialistas. 
11) Intervención obrera en la defensa, reorganización, ampliación, reorientación social, regeneración interna y desarrollo planificado del sector estatal de la economía.
12) Fiscalización obrera.

 
   

 

 
 

 

 
 
 
 
 

 

 

Año 13. No. 692. del 07 al 13 abril 2019
Premio de Comunicación Alternativa