PÁGINA SOLIDARIA
En solidaridad publicamos textualmente:
...Si pasamos sus tierras, es porque estamos,condenados a huir...
CARTA ABIERTA A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
Nosotros/as ciudadanos y ciudadanas hondureñas asociados al Grupo Sociedad Civil, GSC, acompañamos con nuestra preocupación y corazones a la primera caravana migrante que partió este 15 de enero, rumbo a Estados Unidos.
Hay cosas que debemos repetir una y otra vez, como los caminos: que los derechos humanos de nuestras hermanas y hermanos, se deben respetar, que tienen derecho a migrar, que tienen derecho a querer una vida libre de violencia y pobreza. Es una cuestión de humanidad.
Sabemos, porque lo vemos a diario, que la pobreza se ha profundizado desde la pandemia y el paso de los huracanes ETA e IOTA. Ahora tenemos más pobres porque tenemos un Gobierno corrupto e incapaz de hacerle frente a las necesidades de sus ciudadanos. A los casos de corrupción ya conocidos, se suma ahora, el de los hospitales móviles, que aún seguimos esperando; y con cuyo dinero ya se hubieran construido, al menos, un hospital físico para atención inmediata.
Las respuestas en nuestro país, si tiene COVID19 u otra enfermedad, son: “lo atendemos si hay cupo” o “regresese, no podemos hacer nada por usted”. El Seguro Social no se da abasto, porque seguramente, faltan los 300 millones que se apropió el Partido Nacional y de los que, aún, sabemos poco o nada, pues a pesar de las sentencias condenatorias, el dinero, no fue devuelto.
Con los 282 millones de lempiras que se desviaron de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, bien se podrían haber desarrollado varios proyectos destinados a familias pobres lideradas por mujeres. Pero se los apropiaron mediante convenios con oenegés y fundaciones propiedad de militantes de partidos políticos.
A esto sumemos que, los casos de violencia doméstica han aumentado desde el confinamiento, pasando de ser 57,000 denuncias en 2017 a esa misma cantidad en solo seis meses de 2020. Y que somos uno de los países con los índices más altos en femicidios y violencia sexual.
Un país donde niñas entre 10 a 18 años tuvieron un promedio de 21,740 partos anuales, de acuerdo a la Secretaría de Salud. En investigaciones realizadas por el Grupo Sociedad Civil en 2019 y 2020, se evidencia que tanto mujeres, como hombres huyen de este país donde la impunidad campea, primero, para salvar su vida de forma inmediata, ya sea como amenaza del crimen organizado o por pobreza.
Aquí, la expresión “morirse de hambre”, constituye la mayoría de las veces, una sentencia real y literal. Ninguna nación está por encima nuestro, como lo pueden decir las diversas Convenciones y Declaraciones sobre Derechos Humanos y Paz que hemos firmado a nivel centroamericano, latinoamericano y mundial.
Ningún país tiene el derecho de recibir con armas, ejércitos y gases a nuestra gente. ¿Acaso no fue Honduras el terreno seguro, donde venían a parar hermanos guatemaltecos, salvadoreños y nicaraguenses, en medio de la guerra fría?. ¿Acaso no fue Honduras un territorio donde otros ciudadanos/as del mundo venían a refugiarse de cualquier conflicto que hubiese en el mundo?
Las cifras de migración de nuestro país, antes del Golpe de Estado lo demuestran, éramos el país más conservador en materia migratoria. Estábamos contentos de estar en nuestra patria, conectados con nuestras raíces, luchando por sobrevivir, con un corazón abierto al mundo.
Hoy, mandatarios y personas de los mismos países que acogíamos, nos llaman “marginales, “amenazas”, “peligro”. Como si ellos jamás se hubiesen enfrentado a gobiernos corruptos o dictatoriales, a violencia extrema, o al hambre.
Les pedimos que hagan memoria y recuerden quienes fuimos y quienes somos. La gente alegre y habladora que siempre tenía un plato extra o una hamaca demás, para un desconocido que huía. Eso somos.
Si vamos por el camino y pasamos sus tierras, es porque estamos,condenados a huir, para salvar la vida, aunque arriesguemos la vida en ello. Esperamos que hagan memoria, tal vez, los mayores y entiendan eso. Que recuerden cuando huían por salvar sus vidas y quien los recibía. Esperamos que la sabiduría de los pueblos, prime sobre la mezquindad neo-liberal de los gobiernos conservadores y militaristas, que reprimen a nuestra gente y a la suya propia.
Esperamos que la solidaridad y la sororidad, demostrada tantas veces, por nuestras hermanas y hermanos brille, como lo ha hecho otras veces y sepamos que aun hay esperanza para el niño que llora, para la mujer violentada, para el hombre que sufre. En ustedes confiamos, mientras nuestros corazones, siguen, con nuestro pueblo, en el camino. Tegucigalpa, 18 de enero de 2021
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