|
||||
|
LOS DESAFÍOS PARA HACER HISTORIA*Combatir los Estrados del TLCAN en la producción y el empleo. *Reducir la deuda pública y la desigualdad social y económica. *Revertir las reformas estructurales y la corrupción.
Participación de la Dra. Josefina Morales, Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, miembro de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento (SEPLA). Programa del sábado 07 de julio del 2018, Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com
El domingo 2 de julio de 2018, el voto mayoritario del pueblo mexicano, eligió a Andrés Manuel López Obrador como próximo Presidente de México y desnudó la poca representatividad de los partidos políticos, hasta el 30 de junio mayoritarios. Este triunfo abre nuevos desafíos, no sólo al próximo gobierno; sobre todo al movimiento popular.Abrimos la posibilidad de una lucha en mejores condiciones, sin la represión inmediata. Los desafíos son de toda índole, en todos los ámbitos de la lucha social, económica, política. Y para comprenderlos y, más aún, sobre ellos actuar, tenemos que tener la mejor comprensión del alcance de este triunfo popular, más allá, de los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno y el movimiento popular. En primer lugar, fortalecer la organización popular independiente y multiplicar sus resistencias por sus demandas históricas e inmediatas. Y, con ello, consolidar el cambio del régimen político. En el ámbito económico, con la lucha frontal contra la corrupción, bandera del nuevo gobierno, que representa por lo menos el 10% de la economía nacional, hay cuatro aspectos estructurales que tenemos que enfrentar. Enfrentar la destrucción de nuestras cadenas productivas que ha dejado la privatización y el TLC, es decir el abandono del mercado interno; la rearticulación fragmentaria a la cola de las cadenas de valor trasnacional (maquila, automotriz, implementos médicos…); la pérdida de autosuficiencia alimentaria y energética. En la renegociación del TLC dar a conocer los términos de la renegociación. En segundo lugar, contener, si no es que revertir, las reformas estructurales, empezando por la energética, la educativa y laboral. En tercer lugar, el endeudamiento público, interno y externo, público y privado, y también de los hogares. Deberíamos avanzar en la auditoría social del endeudamiento público, empezando por la deuda estatal y municipal. En cuarto lugar combatir la desigualdad. Desigualdad económica y social, sectorial y regional. Y en el ámbito social, el gran desafío es superar la crisis de derechos humanos, la crisis social y la criminalidad determina la tragedia nacional. El triunfo es, sin duda, histórico. En medio de la crisis del régimen político que se expresaba en una crisis de legitimidad, de justicia y de derechos humanos, los partidos tradicionales, el PRI del gobierno del partido único, el PAN de la fallida transición democrática desde hace tres sexenios, y el PRD que firmó con los anteriores el Pacto por México que impuso las últimas reformas estructurales rechazadas por el pueblo (energética, educativa y laboral), se sumergieron en sus divisiones internas. La lucha electoral, que es una más de las luchas populares, en la que convergen múltiples resistencias y luchas de décadas atrás, mostró la convergencia de millones de mexicanos para poner un alto a ese régimen político corrupto y decadente. La lucha electoral, sabemos, no es la única, pero sí es una lucha significativa que moviliza a millones y millones de trabajadores, hombre y mujeres, jóvenes y personas mayores, que encuentran un cauce para mostrar su rechazo al régimen y su búsqueda de nuevos horizontes.
|
|
|