|
Autoridades anuncian que desaparecerá el IMTA
Participación de Rafael Espinoza Méndez. Secretario General del Sindicato de Trabajadores del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (SITIMTA), en el programa del 25 de diciembre de 2021, Redacción de Carlos Guillén Soriano, Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral, Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com Ya casi en periodo vacacional, cuando la atención de muchos está en los días de asueto y festejos y algunos están preocupados por una posible nueva ola de Covid-19, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) anunció el 17 de diciembre de 2021 su propósito de avanzar en la reestructuración administrativa mediante la supresión de instituciones públicas de investigación bajo la forma de integración a otras entidades de la administración pública federal. La propuesta de reforma -basada en criterios de supuesta austeridad y de combate a la duplicidad de funciones- consiste en incorporar el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático absorberlo directamente en la SEMARNAT. Estos cambios, más allá de los ahorros que pudieran suponer, que por cierto no se ha hecho explícito a cuánto pudieran ascender, puede llevar a una profundización de la crisis del agua en México, puesto que, sin duda, tratarán de aprovechar esta decisión quienes usan cualquier pretexto para acaparar y sobreexplotar el agua, además de contaminarla. El destino de organismos como los involucrados no puede depender de decisiones meramente administrativas. Los recursos hídricos de cualquier país son fundamentales para su desarrollo y para su soberanía. Su manejo debe incluir necesariamente el conocimiento científico y debe llevar al desarrollo de tecnologías que consideren las condiciones naturales tanto nacionales como regionales. Hacer un manejo político a partir de criterios administrativos no es lo mejor, menos cuando desde el gobierno se insiste en que debe haber políticas para el beneficio de las mayorías y la soberanía nacional. El desorden generado durante décadas por la falta de una clara política científica y tecnológica, con la creación de instituciones sin coordinación entre sí, con presupuestos y personal insuficiente y muchas veces con prácticas determinadas más por consideraciones meramente económicas o de plano burocráticas que por necesidades de la Nación, ciertamente hace necesarias medidas correctivas. Sin embargo, éstas deben estar basadas en el fortalecimiento de las actividades sustantivas de las instituciones y deben ir acompañadas del pleno respeto a todos los derechos de los trabajadores involucrados. Las políticas de los gobiernos de las décadas recientes dejaron una situación negativa en todos sentidos. En materia de agua, menos del 40 por ciento de la población urbana cuenta con acceso a agua de calidad y en el medio rural el 80 por ciento del agua no es desinfectada. Hay elevados porcentajes de agua con contaminación fecal o incluso con arsénico. Mientras hay zonas que padecen inundaciones o sequía recurrentes, hay crecientes conflictos sociales que tiene en el centro la escasez, la baja calidad del agua o de plano su desabasto. Estas son las condiciones que tiene que atender el IMTA con estudios y propuestas de solución. De ahí su importancia no solo para el análisis y elaboración de propuestas, sino para la formación académica y práctica de los especialistas capaces de hacer frente a tan complejo panorama. No es un problema de eficientar labores o hacer ahorros, sino de contar con una institución con las funciones, presupuesto y personal adecuados para las tareas que debe emprender. Es claro que debe mantenerse un vínculo entre el IMTA y Conagua, organismo que tiene funciones administrativas y operativas en la gestión de las aguas nacionales y la inversión en infraestructura. Sin embargo, sumar el IMTA a Conagua con criterios administrativos, sin tomar en cuenta la diferencia en sus funciones y tareas, puede implicar retrocesos para lo que hoy se está haciendo y que no se emprendan las tareas necesarias para mañana. Un riesgo es que lejos de solucionar los problemas del IMTA, se le agreguen los derivados de ser un apéndice sin recursos y con una administración ajena y lejana. 35 años de experiencia del IMTA y la formación acumulada por sus trabajadores, están en riesgo. De concretarse la propuesta de integración, quedarían en el aire los servicios que el IMTA brinda a otros organismos públicos, las seis maestrías y tres doctorados que ofrece el IMTA y los estudiantes que actualmente cursan ahí sus estudios. Quien se puede beneficiar del incremento al desorden actualmente existente son los acaparadores del agua quienes siempre han buscado también controlar la generación de conocimiento e información sobre un bien estratégico, a fin de justificar que les brinden concesiones. Para ellos la desaparición del IMTA o su deterioro les abriría espacios que buscarían llenar para beneficio de sus enormes intereses. Lo que se requiere es el fortalecimiento del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua para contribuir a una transformación profunda del país. La mejor manera de que se avance por este camino es con la participación de quienes han sostenido, pese a todo tipo de carencias y aun sufriendo agresiones, el trabajo sustantivo de las instituciones de ciencia y tecnología. Pretender cambios sin tomar en cuentas las opiniones y propuestas de los trabajadores de la ciencia y la tecnología, va contra la intención de transformar al país en un sentido que beneficie a las mayorías trabajadoras. No es la primera vez que se propone algo similar. Ya en pleno apogeo de la política neoliberal, se pretendió desaparecer al IMTA y a otras instituciones por parte del entonces presidente Vicente Fox. Ese intento generó tal descontento que sus promotores dieron marcha atrás. Como respuesta al intento foxista de desaparecer su institución y a fin de hacer frente a una política que dejó por tres lustros a los trabajadores del IMTA sin incremento salarial, estos se organizaron y crearon el Sindicato de Trabajadores del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (SITIMTA), organización que después de una larga lucha logró la firma de un contrato colectivo de trabajo en el cual no solo se plasmaron derechos laborales de los trabajadores científicos y administrativos, sino que se crearon mecanismos para fortalecer el trabajo de investigación y desarrollo, como el Consejo de Ciencia y Tecnología del SITIMTA. Así, el SITIMTA ha demostrado ser una organización que no solo defiende los derechos laborales y las condiciones de trabajo de sus afiliados, sino que trabaja constantemente por fortalecer las actividades de investigación y desarrollo en materia hídrica, tan importantes para cualquier país. Con esto, se logró abrir espacios siempre cerrados por los gobiernos que constantemente limitaron la posibilidad de que los trabajadores del sector, como los del IMTA, Conagua o SEMARNAT, plantearan sus propuestas. Hoy, gracias a la existencia del Consejo de Ciencia y Tecnología del SITIMTA se han logrado llevar las opiniones y propuestas de los trabajadores a innumerables foros. Ejemplo de esto es el proyecto de Ley General de Aguas que está ya en revisión de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento de la Cámara de Diputados, que incluye propuestas de los trabajadores como el fortalecimiento del IMTA con más atribuciones y la creación de campus en diferentes regiones, a fin de dar respuesta a las necesidades en materia de agua que correspondan a los diferentes climas y desarrollo regionales y a las necesidades de las mayorías. Mientras en la Cámara de Diputados se ha escuchado la voz de los trabajadores y se analiza fortalecer una institución haciendo de ella un nodo capaz de articular Conagua, los consejos de cuenca, organizaciones no gubernamentales, las autoridades de SEMARNAT proponen su desaparición. Toda una contradicción. Cambiar el estado de una institución de investigación sin tomar en cuenta a sus trabajadores no solo pone en riesgo la estabilidad laboral y los derechos humanos de estos, afectando los derechos a la sindicalización y a la contratación colectiva, sino que pone en riesgo las propias actividades de investigación, la continuidad y el avance de los proyectos de investigación y desarrollo. Esto puede significar incluso un retroceso en la materia con consecuencias no solo para los trabajadores, sino para el país. Incorporar burocráticamente el IMTA a la Conagua no beneficia a estas dos instituciones y si les puede acarrear más problemas. Nada garantiza el respeto a derechos del personal como su contrato colectivo de trabajo; tampoco haya garantía para que los trabajadores continúen aportando sus propias propuestas de investigación y desarrollo, no se puede hablar de ahorros significativos ni de beneficio a proyectos sociales. Esta propuesta se queda en el terreno administrativo y puede ser aprovechada por los acaparadores del agua que buscarán como siempre extender sus privilegios en medo del desorden. |
|
|