|
Si no presentan emplazamiento para firmar nuevo Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) QUEDARÁN EN LA INCERTIDUMBRE LABORAL TRABAJADORES DE GENERAL MOTORS DE SILAO *Tras decir no al anterior CCT deben reorganizarse para garantizar el respeto a sus derechos laborales.
Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral, Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com
En un acto que algunos han calificado como histórico, el 17 y 18 de agosto de 2021 se realizó la votación para que los trabajadores de la planta de Silao de General Motors decidieran si aceptaban o no el contrato colectivo de trabajo firmado por el cetemista sindicato “Miguel Trujillo López”. Después de dos días de votación, con una participación del 90% de los trabajadores involucrados, el veredicto fue de rechazo. 55% de los trabajadores que fueron a las urnas, dijeron no a un contrato en el que no se les tomó en cuenta. Aunque la LFT señala que en caso de que los trabajadores rechacen un contrato colectivo, éste se tendrá por terminado conservándose en beneficio de los trabajadores las prestaciones y condiciones de trabajo que incluya y que sean superiores a las establecidas en la Ley, hay que considerar las acciones que tomen las otras partes involucradas. Por un lado, está el sindicato cetemista que fue rechazado implícitamente, pero que seguramente no se quedará con los brazos cruzados, como muestran sus declaraciones de que acepta el resultado, pero a la vez señala que hubo irregularidades. Incluso desde antes de la consulta, se había pronunciado por que se suspendiera el acto y contra la presencia de observadores. El charrismo cuenta con una vasta experiencia en simulación y una red de complicidades que seguramente pondrá en acción para tratar de revertir el veredicto de los trabajadores. Por otro lado, hay que tomar en cuenta a la empresa, que puede caer en la tentación de aprovechar la terminación del contrato implicada en el rechazo y tratar de mantener la precariedad laboral que ya se expresa en tener los salarios y prestaciones más bajos en empresas de su tipo. No se trata de cualquier empresa sino de una que tiene amplia influencia en la economía y en los círculos políticos estadounidenses y no sería extraño que ponga en marcha sus influencias. Es claro que debería ser la Secretaría de Trabajo la garante para que se cumpla lo dispuesto en la ley y se conserven las conquistas de los trabajadores en los términos que establecía el contrato rechazado. Sin embargo, la experiencia muestra que, por falta de personal o por cualquier otro motivo, esta dependencia no siempre logra que los patrones cumplan con la ley, incluso cuando los patrones son funcionarios gubernamentales. Entonces, la única garantía para que esto se cumpla, es que los trabajadores cuenten con la organización que les permita hacerlo, por lo que el paso siguiente a un proceso como el que está en marcha en General Motors de Silao, es contar con un sindicato genuino en manos de los trabajadores que, evidentemente, no es el cetemista. No es sólo rechazar el contrato, sino rechazar al sindicalismo charro y construir una organización propia, lo que culminará el proceso y permitirá que los trabajadores de General Motors de Silao cuenten con un contrato colectivo reconocido por ellos y con la organización sindical que defienda su cumplimiento y logre una verdadera mejora en sus condiciones de vida y trabajo. Más allá de lo piensen los demás, está lo que piensen y decidan los obreros. Estamos ante un proceso inédito que debe ser seguido con atención por todos los trabajadores. Se deben aprovechar los espacios que abre la legislación en beneficio de los trabajadores. Pero sin la organización de los trabajadores con independencia de clase, ningún avance será una verdadera victoria. Finalmente, no hay que olvidar que esta decisión deja mal parado el control en este sector del dirigente cetemista Tereso Medina, quien fue uno de los impugnadores de la reforma laboral y presentó junto con el croquista Isaías González, una contrarreforma a fines del sexenio anterior, cuyo contenido buscaba desaparecer cualquier control sobre la subcontratación, eludía el voto secreto en la firma de contratos colectivos así como la transparencia en los sindicatos, metía por la puerta trasera el tripartismo y se cancelaba la obligación para los patrones de notificar por escrito de los despidos.
|
|
|