Portal Semanario

Año 12. No. 646. del 13 al 19 de mayo 2018

Premio de Comunicación Alternativa

 

VAMOS A LA OBRA

 

LA MADRE

de Máximo Gorki

*¿Iniciarías una Lucha Política para Liberar a tu Hijo Preso por sus Ideas?

Por Carlos Guillén Soriano,

Secretario de prensa del SUTIN y

Colaborador Voluntario de Frecuencia Laboral,

Programa del 12 de mayo de 2018,

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

La Madre, de Máximo Gorki, destacado exponente del realismo socialista, describe la vida obrera y la transformación de la conciencia en Rusia de fines del siglo XIX y primeros años del siglo XX, a partir de una detallada  de la familia Vlasov. 

Mijaíl Vlasov, un destacado y fuerte cerrajero, como la generalidad de los obreros rusos, vivía la explotación diaria por parte de los patrones. Su carácter pendenciero, hacía que fuera temido y no tuviera mayor ocupación fuera de la fábrica que emborracharse. Casado con Pelagueia Nilovna Vlasova, se desquitaba con ella de las penurias de la fábrica y le daba un trato cargado de insultos, amenazas y golpes. Tal era la vida de esta familia obrera.

El hijo de ambos, Pável Vlasov, a los catorce años, en una actitud similar a la de su padre, tomo un martillo para defenderse una ocasión en que Mijaíl pretendió golpearlo. No pasó a mayores, pero desde entonces no hubo entre ambos palabra alguna y el cerrajero dijo a la madre que en lo sucesivo, no le daría más dinero, que pidiera a Pável para comer.

Dos años después, murió Mijaíl a causa de una hernia. Su lugar sería ocupado por Pável, quien parecía seguir sus pasos y unos días después vivió su primera borrachera. Los días siguientes, se compró un acordeón y ropa como los jóvenes obreros de su edad, ocupó su tiempo entre la bebida y las fiestas. Sin embargo, el vodka le afectaba más que a otros, provocándole vómito y dolores de cabeza.

En la fábrica era puntual y buen trabajador y fuera de ella pronto empezó a cambiar. Esto causó gran preocupación a su madre, ya que no solo dejó de hacer lo mismo que los de su edad y los amigos que antes le visitaban dejaron de ir a su casa, pues era muy poco el tiempo que permanecía en ella, sino que cuando estaba se dedicó a leer a escondidas y a hacer anotaciones. La madre pensó que estaría enfermo. La preocupación de Pelagueia aumentó considerablemente el día que Pavel confesó que leía libros prohibidos.

Puesto que hablaban muy poco entre ellos, el día que Pavel dijo a su madre que recibiría visitas, causó gran inquietud a Pelagueia , quien se atormentaba pensando en quiénes serían los invitados. Qué clase de gente podría ser, si también eran aficionados a los libros prohibidos, era una idea que atormentaba a la madre.

Cuando llegó el día, el primero en llegar fue Andrei, un confianzudo ucraniano a quien decían el Jojol y que de inmediato empezó a hacer preguntas a Pelagueia sobre una cicatriz que tenía en el rostro y sobre la casa. Enseguida llegó Natasha Vasilievna, una joven que después supo que era profesora y venía de buena familia. Llegaron más invitados, algunos de los cuales eran ya conocidos por la madre, lo que vino a completar la sorpresa.

La mayoría causaron buena impresión a la atormentada madre de Pável quien sin dejar de preocuparse, llegó a la conclusión de que no podía tratarse de mala gente, como en algún momento llegó a pensar.

Las visitas se hicieron frecuentes. En ellas se leía y se discutía con emoción. A veces entonaban cantos sobre una vida nueva. Poco a poco, se fue enterando de las explicaciones que daban a la vida que llevaban los obreros, cómo los patrones se aprovechaban de ellos y lo que ocurría en otros países donde los obreros luchaban por cambiar la realidad.

A pesar de la discreción de los jóvenes, no faltaban vecinos que llamaban la atención de Pelagueia con recomendaciones de todo tipo acerca de las reuniones que en su casa se celebraban. Algunos le decían que debía cuidar más a su hijo y que lo adecuado sería que lo casara.

En la fábrica circulaban papeles en los que se explicaba la situación de los obreros y se llamaba a cambiarla. Un día se supo con indignación de la decisión de los patrones de descontar un kopek a cada trabajador para desecar el pantano que había a un lado de la fábrica. Había mucho descontento entre los obreros a causa de tal medida, pero no se atrevían a negarse. Ese día, Pável y sus amigos se plantaron en la fábrica y exigieron la presencia de los jefes para reclamarle el descuento. Pasaron de las horas de estudio a la acción en defensa de los trabajadores. La cosa terminó con la detención de Pável y varios más, en las horas y días siguientes.

Con el hijo detenido, se hacían realidad las preocupaciones de Pelagueia. Pero ya no lo tomó con el miedo de los primeros días, que en realidad era el miedo de toda la vida. Ahora sabía la madre que eran buenas razones lo que había causado la detención de Pável. De manera que cuando los compañeros de su hijo fueron a su casa, ella se ofreció a hacer lo que pudiera para apoyar.

Así, Pelagueia, que no contaría más -al menos por el momento- con el salario del hijo, se fue a las puertas de la fábrica a vender comida para subsistir. Pero junto con la comida, llevaba folletos y volantes en los que se abordaba el asunto del kopek y las injusticias que pesaban sobre los obreros. La detención de Pável y sus amigos no sirvió para desaparecer las inquietudes en la fábrica y la aparición –inexplicable para la policía pues tenían presos a los culpables - alimentó la idea del cambio.

Al no poder sostener las acusaciones, la policía terminó por liberar a los detenidos, quienes ya desde la cárcel, ya desde sus casas o en la fábrica, continuaron sin cesar su trabajo para despertar las conciencias obreras.

Al acercarse el primero de mayo, la agitación fue creciendo. En las reuniones se hablaba de lo que habría que hacer ese día. Se decía que debían ya presentarse públicamente y proclamar abiertamente su lucha, que había que sumarse a la lucha que ya se daba en otros países. Todo apuntaba a que el primero de mayo, se saliera a dar la cara y en ello debería ir al frente Pável, lo que causaba nuevo motivo de preocupación a la madre.

Llegado el día. Con una bandera roja y cantando a todo pulmón lo que susurraban en sus reuniones, la masa obrera encabezada por Pável, el Jojol, Nikolái y otros, llegaron hasta la plaza principal y fueron atacados por la policía con brutalidad. La manifestación se dispersó en desbandada, pero los dirigentes resistieron hasta el último momento. Fueron a dar a la cárcel.

El cambio en la madre para ese momento era total. El miedo no desapareció, pero era mayor ya la convicción de que se estaba haciendo lo correcto. Incluso encontraba la madre en la religión que toda su vida había profesado, explicaciones para la lucha de sus hijos, ya que para ese momento consideraba que no solo Pável, sino todos los demás eran su familia, sus hijos.

Debió marchar Pelagueia a la ciudad a vivir con compañeros de su hijo, también militantes, llenos de pasión y convicción por la causa obrera. En realidad, ya era también su causa, ya era esa vieja de cuarenta años, a quien nadie antes daba crédito ni respeto, quien permanecía en el silencio y la oscuridad, parte de una generación de intelectuales y obreros, jóvenes y viejos, que estaban decididos a cambiar la realidad.

Los tiempos siguientes fueron de gran actividad para la madre mientras el hijo era procesado y condenado a la deportación a Siberia. Había que transportar los folletos, llevar a los campesinos pobres la verdad, sortear los registros y el espionaje. Explicar a su manera la palabra revolucionaria.

Como los demás, ya Pelagueia estaba en la mira de la policía, ya era parte de la atención de los espías. La obra termina con la detención y brutal golpiza a la madre, quien lejos de temor o arrepentimiento, proclamó aun en ese momento, la verdad obrera, la necesidad de cambiar la realidad.

Esta obra, publicada en 1907, fue mucho más que una pieza literaria. Contribuyó a difundir la lucha obrera, a sacudir las conciencias. Aún hoy, su estudio debe servir para despertar la conciencia de clase, para demostrar que la razón y el futuro, están con los trabajadores. Invitamos al público radioescucha de Frecuencia Laboral, el espacio donde los trabajadores son la noticia , a leer esta gran obra de Máximo Gorki.

 
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

Año 12. No. 646. del 13 al 19 de mayo 2018

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